Es bien sabido que desde que el humor dejó de ser una simple carcajada de mono, ha devenido tras el paso del tiempo en uno de los símbolos más recurrentes y característicos -si no el que más- de la inteligencia humana.
Hay muchos tipos de humor. Tantos como civililizaciones en activo, y uno podría afirmar sin arrugarse que dentro de cada civilización o sistema social coexisten infinitud de humores, concluyendo que si uno no quiere arriesgarse a pecar de generalista dirá que, en todo caso y como máximo, existe un tipo de humor por cada ser humano.
Si bien este dato me resulta del todo veraz -a mí, que soy tan crédulo y aniñado- también es cierto que el humor suele agruparse por corrientes (véase tipos). En España, nuestra piel de toro, hogar de falangistas y de funcionarios, el humor tiende claramente a lo chusco, a lo avinigrado e incluso a lo faltón. Un humor agresivo y primitivo que basa buena parte de sus argumentos en dañar de alguna forma al otro. Sé que esto puede llegar a resultar demasiado categórico, pero dado que pretendo ser -más o menos- escueto, cíñome a los rasgos mayoritarios. Que para algo están y para algo son mayoritarios.
El que aquí suscribe siempre se ha mostrado muy receptivo de cara al humor típicamente español: humillaciones, desnudos gratuitos, linchamientos a toda forma de disidencia, flatulencias, ridículos acentos (de entre los cuales el andaluz es el líder indiscutible), entocinadas verbales, terrorismo lingüístico, matrimoniadas, estulticia sin fondo conocido, uso y abuso del insulto y de la mención a los genitales, xenofobia de agresividad variable, cierto antisemitismo antidiluviano y ante todo una conciencia de clase particularmente aceitosa. El humor deliciosamente obtuso y paleto del que se hace alarde en las despedidas de soltero y cenas de empresa me resulta estimulante a la par que razonable, pues sinceridad no le falta a la hora de describir el carácter esencial de sus usufructuarios.
Así las cosas, cada uno acaba por definir sus preferencias, y en mi caso (dejando a un lado los chistes de gitanos y en general todo el tercermundismo intelectual de la factoría J.L. Moreno), en mi caso hay una vertiente del humor español que me hace particular gracia. Por ofensivo, por innecesario, por impertinente y por soberanamente grueso. Me refiero a los chascarrillos sobre tu madre.
Aquí os dejo un ejemplo -hilarante hasta la extenuación- de lo que quiero decir:
Van dos putas y se cae tu madre.
Perfecto, sin fisuras: no hace gracia, pero al mismo tiempo su grosería de proporciones épicas llena por sí sola y con tan solo 8 palabras ("madre" entre ellas) el cosmos originalmente adjudicado a la totalidad del abanico humorístico.
También podemos obviar el formato chiste -a veces tan acotado por sus veleidades narrativas, siempre dependiente de una punchline que nos revele la alquimia de la risotada oligofrénica y del estrechar los viles vínculos del cretinismo- para dar paso a la aserción. Sentencia somera sin más ni más, siendo esta a su vez principio y final del propósito que subyace en todo chiste faltón pero sin sus dependencias estructurales. He aquí un buen ejemplo:
- Qué pasa, chaval? De dónde vienes?
- De la casa de tu madre, que después de mamármela me hace la comida.
Otro ejemplo, más sutil si cabe:
- Sabes a quién he visto hoy?
- No, a quién?
- A tu madre buscando las bragas por el suelo de la comisaría.
Una escabrosa capacidad de inventiva y un conocimiento básico de cómo enlazar sujetos con predicados: he aquí la clave para la producción seriada de trepidantes afirmaciones, tremendamente divertidas y que a nadie dejan indiferente. Resumiendo la tecnique, se trataría de enlazar el concepto "tu madre" con alguno o varios de los siguientes referentes:
- Mendicidad.
- Prostitución.
- Violaciones / folladas en grupo (no han de ser necesariamente remuneradas).
- Bestialismo / zoofilia.
- Masoquismo (apagarle cigarrillos en la cara podría colar aquí).
- Travestismo.
- Transexualidad (básicamente, alusión al rabo que se gasta bajo la bata de estar por casa).
- Sida / Cáncer / paraplejia / tetraplegia / etc.
- Comer caca / beber meado (normalmente de aquel que la menciona).
- Enemas.
- Graneros, eras, pajares, descampados.
- Graneros, eras, pajares, descampados.
- Palizas / heridas por arma blanca / traumas masivos / defenestración.
- Crucifixión (de uso restringido al periodo de la Semana Santa).
- Marina Turca / Mercenarios del Cáucaso.
- Tatuajes de genitales o palabras obscenas.
- Breakdancing en autocares.
- Seppuku con abrelatas.
- Perreras u hogares concertados para animales abandonados de toda índole.
- Perreras u hogares concertados para animales abandonados de toda índole.
- Ludopatía, cleptomanía, adicción a drogas tales como el crack, la heroína o la cocaína chunga.
- Disfraces de animales.
- Butanero (un clásico).
- Siniestros parecidos con Doña Encarna Sánchez, que Jehová la guarde in his glory.
- Circo ruso, sirio o norcoreano.
- Aberración de la naturaleza: elefantiasis, por ejemplo.
- Tom Selleck.
- Marginalidad / extrarradio / genes gitanos.
- Y, por supuesto, alcoholismo. Esta es casi obligada. Es... Cómo se le dice?... Ah, sí: un must.
A partir de aquí, todo vale. El proceso creativo se desata en función de las posibilidades del agresor. Está muy bien visto el innovar y sorprender con nuevas impertinencias poco usuales: respecto a esto, recomiendo que cada uno eche mano del bagaje que la vida le ha dado para crear su propia lírica insólita.
Por lo que a mí respecta, aquí os dejo un posible díptico que muy bien podría titularse TWO MADRE: VESTIDA DE VEDETTE Y TRAGANDO COSA FINA. Aunque no es un título definitivo, me motiva en demasía el tema vedette decadente haciendo lo que sea por otra oportunidad, manque sea crepuscular. En cuanto me lo piense os llamo y os lo digo.
Hasta aquí. Espero que os haya sido de utilidad. De nada, un auténtico placer.
PD: no creo que vaya a ser posible hacer un post sobre los libros que más me han gustado este año porque -como Fonollosa- yo solo leo La Vanguardia. Y si un caso algún prospecto de medicamento, porque nunca se sabe dónde se esconde la codeína... Además: a quién coño le importaría? Hay que ser harto gilipollas para pensar que tu opinión es importante (más allá, me refiero, de los cuatro chupapollas que te hacen la rosca dios sabe por qué oscuro motivo). La única opinión que importa, creo, es la del esquizofrénico del piso de abajo que no deja de amenazar con volar el edificio provocando una fuga masiva de gas natural si no se le escoge A LA VOZ DE YA como presidente vitalicio de la escalera. Ves, a éste si que lo escucharía con atención. Razones haylas.