viernes, 11 de diciembre de 2015

EL DERECHO A SER FELIZ, el single que dibuja sonrisas




"Sonrisas de negroide, anchas como el canal de Suez: eso es lo que quiero", confesó Riot hace tan solo unos días en la presentación oficial de su nuevo single "El Derecho a ser Feliz" (celebrada a toda marcha en una narcosala del barrio de Móstoles, en Sevilla). Con esas palabras —tan sencillas, y a la vez tan elocuentes—, el ARTISTA de la Ciudad Condón ha querido demostrar, una vez más, que no es racista. "Os odio a todos por igual, porque vuestras madres todas fueron igual de egoístas y desconsideradas", añadió después: el público, como era de esperar, estalló en un clamor de carcajadas que acabó en la formación de catárquicos —a la par que jubilosos— círculos de masturbación (en los que los asistentes se agruparon en grupos de seis u ocho personas, y una vez organizados en círculo, empezaron a masturbar a quien tuvieran a su izquierda. Algunos en seco, otros más entregados). 

Pero, centrándonos un poco más en esta nueva creación de Riot de España: "El Derecho a ser Feliz" inicia quizás —pudiera ser, who knows— una época "más lumínica y con matices eminentemente del buenri" (como apuntó uno de los asistentes de la presentación, el cual había perdido recientemente una mano en una reyerta entre indigentes). Lo cierto es que tanto el tema "Ya Está, Ya Está (La Paga del Estado)" como la melodía de "Ha Pasado un Ángel! (Again & Again)" nos llevan a imaginar paisajes amables, meditarráneos, donde todos los camareros son argentinos —pero, eso sí, con grandes conocimientos de diseño, arquitectura, historia del Arte y física termonuclear— y los bloques de pisos grises que tanto nos asfixian han sido, por fin, sustituidos por haimas que hieden a pachuli. Los policías van en bombachos, hacen malabares en los semáforos y llevan tatus tribales del hombro al antebrazo. La derecha y el sentimiento conservador, por fin, se ha conciliado con las rastas y las carreras universitarias de letras. En definitiva, un paisaje donde el derecho a ser feliz es una realidad e incluso aquellos que se levantan cada mañana mojados por haber soñado con tu muerte se muestran, de alguna forma, dispuestos a chupar lo que sea. Y gratis, que conste en acta.