miércoles, 18 de junio de 2014

BEYOND DOPPELGÄNGSTA (II): PERO, AL FINAL... ¿QUÉ ES LO MÁS TRISTE DE TODO? (Primera Parte)

No me considero una persona especialmente desgraciada. Mi mala suerte es bastante estándar, como también lo son mis problemas de salud. El tema económico ya es más complicado, pero sin salirse de los márgenes establecidos por el criterio mayoritario. Soy feliz en algunos aspectos de mi vida. En un par de ellos, mi dicha no podría ser más completa.

Pero hay algo que se sale de las previsiones. Por la parte mala, digo: dejemos los despuntes de felicidad donde están, que ni molestan ni piden pan. A lo que iba: de todas las circunstancias que acumulo en el lado chungo de la balanza, hay una que brilla con luz propia (no sé si "brillar" es el atributo que estaba buscando, pero lo daré por bueno. De hecho, tampoco me he ido demasiado fuera: si coges el cadáver en avanzado estado de descomposición de un pastor alemán, lo barnizas a conciencia y luego lo rocías con abundante purpurina, también brillará. Aún mejor, lo más probable es que brille de la hostia. Creo que nos entendemos). 

"BLACKOUT!". Fotomontaje digital. 50x70 cm.

 Dicha circunstancia está íntimamente ligada con el nexo común que viene conectando las últimas entradas del presente blog, y muy seguramente conecte algunas más que vendrán: esto es, mi recién finiquitada expo DOPPELGÄNGSTA. Una muestra de pinturitas, collages y otros tantos artefactos al uso, lo que se supone que debería ser lo mejorcito que tengo para ofrecer a la Sociedad. Desde otro punto de vista, contamplando este mismo hecho pero desde un ángulo más cerrado, puede decirse que se trata de poner la polla encima de la mesa para que todos vean con qué viveza te palpitan las venas.

Se van a enterar esos hijos de puta, pensaba yo al inicio de mi periplo. Va, Riot. Tú puedes. Demuéstrales a todos lo que es LA OSCURIDAD: como tú sabes, en plan ultra-saladete pero con un fondo altamente discursivo (?) y provocador. Eeeeh. A ver quién va a mandar aquí, me cago en toda la puñeta.

Con tal brío juvenil me puse yo las botas de montar, con la cabeza a rebosar de visiones acojonantes, claramente de mear y no echar gota: mis imágenes no iban a pasar desapercibidas ESTA VEZ. Porque ESTA VEZ –pensaba yo de camino al supermercado en busca de unos litros sabrosones de Lager–, ESTA VEZ iba a dejar atrás, POR FIN, el requemado páramo de 3ª regional para subir de una sola tacada hasta la liga senior, la de los que no necesitan mendigar atención sobre lo suyo porque la gente –la Gran Meta: ese fin último, tan paradójico, de cualquier proyección creativa más allá del "querido diario"–, la gente brinda voluntariamente esa preciada atención de forma gratuita y, ES MÁS, están encantados contigo. Cuando estás en la liga senior, los amigos ya no son imprescindibles: otros vendrán, y no precisarán conocerte en persona y/o deberte dinero para ir a buscar lo mejor de ti, la sublimación de todas tus pasiones, cristalización por antonomasia de tu Yo más universal. Eso, amigos, es lo que se conoce como EL AMADO PÚBLICO.

"ERASERHEAD FELIPE (FLAMBOYANT)". Fotomontaje digital, 50x70 cm.

Y aquí es donde entra la circunstancia. A ver cómo lo explico. Lo probaré punto por punto, lo más cronológicamente posible. Quizás así, contando las cosas al natural, consiga arrojar un tanto de luz al asunto.

NOTA: Para no llevar a conclusiones erróneas, ninguno de los siguientes puntos se refiere específicamente a la circunstancia. Y, al mismo tiempo, la circunstancia se define a partir de los aspectos esenciales de cada uno de ellos. Más o menos.
Otra cosa más a tener en cuenta: este es un DOCUMENTO SINCERO. Una vivencia en carne y sangre, narrada desde dentro; directamente de puño y letrina, como los antiguos. Así que mamoneos los justos.
       En fin, al grano que se hace tarde:


1. EL PRECALENTAMIENTO. 
Como cualquier deportista de élite o profesional de alto rendimiento especializado, no podía meterme al ruedo así, en frío. Antes de llegar a esas imágenes que habían venido a mi cabeza, tenía que dar unas cuantas 'vueltas de reconocimiento'. Estirar los músculos, calentar la sangre, abrir de par en par los portalones de mi palacio mental para que la cosa se fuera ventilando; el salón principal de mi palacio mental ciertamente –y no esperaba menos– olía un poco a cerrado, a tapperware, a cajero automático del Raval. Hablando en plata, todo mi palacio mental estaba comido de mierda, de punta a punta: limpiar todas esas telarañas (y lo que no eran telarañas) no iba a ser cosa fácil; el asunto requería de cierta marcialidad y mucho método. 
     Como por suerte no soy nuevo en esto, supe cómo manejar la situación desde el primer momento. Y vive dios que no llegas a donde yo estoy sin aprender un truco o dos por el camino.

Como en casi todas las empresas importantes, lo primero es lubricar. Conviene destacar que, en este primer nivel de precalentamiento, no vas a ninguna parte si primero no te liberas de tus yugos mundanos y los lastres habituales de vivir en sociedad. El creador ha de limpiarse por dentro, evacuar todo pensamiento responsable de su mente, convirtiéndose así en un receptáculo de emociones puras, gesto e intuición. Así que, tras preparar los materiales, me puse un disco de música ligera y empecé a mamar cervezas como si no hubiera un mañana.
    Como decía, uno aprende cosas importantes a través de la propia experiencia y el autoanálisis: fumar muchos cigarrillos, puritos sin filtro, pintarse unas anchoas de complemento o dar vueltas en círculo como un monje subnormal son otras de las técnicas de emancipación que suelo poner en práctica antes de entregarme al siempre comprometido ejercicio de la creación. Abrirse otro litro, pintarse otras anchoas, emitir sonidos guturales sin voluntad de comunicar nada, dar más vueltas en círculo… La autoflagelación –y en general cualquier forma moderada de castigo impuesto desde dentro– también puede ser un buen resorte para hacer saltar a la palestra esa dosis de entrañas que logra dotar a la obra de profundidad ontológica: para llegar a lo más hondo, lo mejor es una pala y un bracero nigeriano. Pero si no tienes una pala y/o no conoces a ningún nigeriano de confianza, una saga de pescozones en el interior del muslo y repetirte para tus adentros “eres una mierda, eres gorda y fofa e incapaz de engañar a nadie”  puede sacarte del apuro con razonable solvencia.

Después de ocho horas y pico dándole perico al torno, logré por fin trascender
    Y luego no recuerdo nada más. 
   Al parecer, en algún momento fui a mear y algo pasó. Un mal cálculo de ángulo y distancia.

Rai llegó al estudio. Cuando subió las escaleras me encontró allí, rodeado de litronas vacías y con los pantalones meados a lo largo de ambas perneras. Semiincosciente, con una repugnante colilla de purito colgándome del labio: a cierta distancia debía parecer una verruga gorda y peluda. Las comisuras apelmazadas de saliva seca y evidencias de haber estado consumiendo sustancias.
      Tengo un recuerdo velado de él preguntándome algo a propósito de la situación. “Estoy creando. Precalentando, para ser exactos”.
    Rai no dijo nada. Solo se giró y se dirigió a su despacho. 
    A veces Rai prefiere no decir nada.

(Continuará...) 

"CREACIONISMO DE BLANCO SATÉN". Istalación fotográfica compuesta por Paquirrín,
Espidifrén 600, vidrio y mota de tabaco. Medidas variables según la hora de la mañana.
(Colección personal del Artista)