Tras casi un mes de angustioso silencio, el de Barcelona vuelve a sorprender, transgrediendo los ya de por sí dilatados límites a los que nos acostumbró con su último trabajo de estudio (límites, por otra parte, perfectamente delimitados y especificados en la orden de alejamiento que algunos de sus órganos internos han interpuesto en su contra: ¡siempre controvertido y genial, Riot de España!).
Sonidos quebradizos, ambientes oscuritos a la par de que fetén, una pared que al parecer le persigue, paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes, así como avances mínimos en las fallas intercontinentales y, por primera vez en toda su exuberante carrera musical, gente en su comedor que no conoce y que se resiste a marchar.
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Hace poco —días, horas quizá— Riot cambió de discográfica y de nombre artístico. El motivo: paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes
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inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes. Y si bien es cierto que su pasión por quedarse quieto debajo de una alfombra a la espera de Una Única y Gozosa Conversión (que, se dice se comenta, "nunca llega") le ha llevado a identificar sus sonidos con ciertos movimientos sociales relacionados con paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes
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inspirados en paisajes sonoros inspirados en paisajes, en esta ocasión se conoce que ha redirigido su inagotable manantial de creatividad hacia paisajes sonoros inspirados en paisajes sonoros
inspirados en paisajes sonoros enanos desnudos que sostienen bandejas rebosantes de cocaína, torpedos decorados y Louis- Ferdinand Céline Dion.
Upper Madrid, dos-super-dos, paisajes sonoros. Tanto en el tema principal del single, titulado AGENTE AMIGO, como en su (sumamente bailable y aperturista) cara B. Bajo el —sugerente y muy, muuuy latino— título ME CARGARÉ A ESTAS GORDAS (Just Saying), el ahora conocido bajo el a.k.a de RIOT DU SAIDA pone en el otro lado de la balanza algo que se ha encontrado en el suelo del baño esta mañana. No sabe aún qué es: lo ha olido, se ha quedado cerca un rato, luego se ha ido a comprar palitos integrales y cuando los ha comprado ha vuelto, dispuesto a sacrificar su momento hot coco en pos a un grado de conocimiento necesario a estas alturas de la película. De esta forma, distanciándose —tanto en sonido como en movidita filosófica— de sus contemporáneos más destacados, Riot Du Saida es-pe-ra.
Paisajes sonoros COMO NUNCA, always a dos carrillos.
Lo mismo alguien se murió ahí, en el suelo de su baño, y —por la razón que fuera— se consumió muuuuy muy rápidamente. Como pasa con las salsas modernas basadas en agentes susceptibles a la evaporación y/o sublimación (siempre y cuando, claro está, ello haya sucedido del palísimo). A lo mejor. O no. Un meteorito blando y templado, casi idéntico a una deposición de hombre adulto (de complexión ancha, perfil celtíbero). Quién sabe: habrá que esperar. Ahí está por lo pronto, en la balanza: moscas por doquier, like whisquería full of dirty pacos. Paisajeando la historia cosa fina. Muy sonoro todo. Esa gente guapa de Ibiza, que se nos oiga en toda España: venéreo a espuertas.
Comedor repleto de hombres extraños que se niegan en redondo a marcharse de buenas maneras no incluido.