sábado, 17 de octubre de 2015
...ET MOURIR DE PLAISIR
Et Mourir de Plaisir (Roger Vadim, 1960)
Solo cambiaré los nombres de los involucrados.
Algunos aún viven.
Podrías encontrártelos mañana
o tal vez
hoy mismo.
A Carmilla no le gusta bailar.
Esta noche, solo ha venido a darme un beso.
No puede ni levantarse
completamente borracha
(vestido yo de forma ridícula,
se me tuerce el gollete bajo su peso)
—Nunca la vi reír así, Carmilla. Nunca sé
qué pensar
Necesitamos atrapar una raposa
para la señorita.
Que esté viva.
Preparar
la trampa
¿Ella cree
que es fácil?
¿Qué te pasa, Moby Dick?
La señorita te enseñará.
Y pasó a través de mí.
Los fantasmas son
así
—te atraviesan como el viento
en los árboles
pero
no hablemos del cementerio,
el ejército lo bombardeará
mañana
¿tu pez espada es ASÍ de grande?
Al menos, la casa es cálida.
De hecho, es negra. Pero eso
no importa
porque comienza una batalla
es un pez espada ENORME.
Me impresionabas con tus motos y tus
rifles de caza:
tenía puesta solo una blusa,
estaba avergonzado.
Lisa era su criada
y hubo que identificarla:
todos concordaron en que solo pudo ser
accidente.
Cayó desde treinta metros y su rosario
se le trabó
en el cuello.
Así comienza una leyenda,
para los aldeanos
la marca de un vampiro.
La campiña parece antigua, pero no lo es:
ayer mismo
riñones de frescos cimientos
lidiaban con todo su trabajo
—Carmilla:
esta es nuestra última noche y cómo crujen
las sábanas
lavadas con almidón de hoteles
la casa luce
desolada cuando llueve
quizás ella se enteró demasiado pronto
no podemos vivir siempre como niños soñando
por eso huyó
a través de la neurosis
tan bella y vencida e inflexible
como una trampa para raposas
y los ojos como codos
las tetas
empotradas sobre alambres de espino
cuando el cementerio
parece una verbena
encuentro yo así su cuerpo en mi memoria
un capricho caro
que me hincha los labios
sometido al prudencial sopor del culpable
atravesado
como el viento
en los árboles.