Lo bonito del asunto es que sus ojos van cambiando de color mediante pasa el día: amanece con la mirada tan luminosa como luminosa sea la mañana, para volverse cada vez más oscura, turbia y vacía tal y como pasan las horas.
Nos pasa a todos, no os creáis. A algunos más, a otros menos.
El agujero de bala es opcional. Para algunos más, para otros menos.
(Gracias especiales a Lian por ser tan buena anfitriona!)