Obviando las inquietantes pulsiones socioplíticas con las que hemos empezado este año 2012 -que, sinceramente, espero sea el último de la raza humana-, haré de tripas corazón y cual alegre bardo de naturaleza despreocupada y siempre primaveral, dispóngome a vagar por las inhóspitas tierras de Poniente con intención de iluminar los provincianos corazones de sus lugareños con mis alegres cantinelas y picantes juegos de palabras. Probaré gustoso su hidromiel y colmaré mis fosas nasales con su... aire puro. Eso. Aire puro. Y nada más.
A quien pueda interesar, estaré en Cervera el 28 de enero. El lugar es una capilla románica de increíble atmósfera, en la que ya presenté el año pasado mi anterior poemario.
Y es que, como decía aquel, no hay nada como recitar ante un retablo medieval en el que se cuentan historias de decapitaciones, degüellos y otras lindezas tan propias de la época...