Por el Juramento del Juego de Pelota, el 20 de junio de 1769, los diputados franceses de la Asamblea Nacional se habían fijado como misión principal la de dar por primera vez una Constitución a Francia, y crearon con este fin un comité que preparase el "orden de trabajo sobre la constitución del reino".
A medida que la tierra rota, los vectores en el eje de rotación permanecen invariantes. Si se considera la transformación lineal que sufre la tierra tras una hora de rotación, una flecha que partiera del centro de la tierra al Polo Sur geográfico sería un vector propio de esta transformación, pero una flecha que partiera del centro a un punto del ecuador no sería un vector propio. Dado que la flecha que apunta al polo no cambia de longitud por la rotación, su valor propio es 1.
Un hombre pierde teóricamente toda su dignidad cuando se baja los pantalones. Tanto metafórica como físicamente. Cuando un hombre es objeto de humillaciones sistemáticas se dice de él que mejor sería que estuviera muerto o en coma, pero está comprobado que todo sujeto busca siempre un semejante inferior en el que proyectar algo de todo eso que recibió a manos de sus depredadores naturales. Casi siempre se encuentra si se busca con el suficiente interés. Entonces resulta más que probable que la proyección de su ira -en forma de vejaciones que suelen adquirir el fondo y la forma de aquellas que en su momento proyectaron en él- resulte exponencialmente virulenta, pudiendo llegar a alcanzar cotas inimaginables de crueldad, depravación y ensañamiento.
Por último y no menos importante, el animal más venenoso del planeta en relación a su propio tamaño es una rana. Una preciosa y llamativa ranita de apenas 5 cm. La típica rana que un niño no podría evitar coger entre sus manos con la intención de darle cariño y -por qué no- un hogar. El veneno que exuda esa pequeña cabrona tiene el poder de matar a 1500 personas al mismo tiempo. Desgraciadamente, sólo se localiza en algunos puntos concretos de Australia.
Por último y no menos importante, el animal más venenoso del planeta en relación a su propio tamaño es una rana. Una preciosa y llamativa ranita de apenas 5 cm. La típica rana que un niño no podría evitar coger entre sus manos con la intención de darle cariño y -por qué no- un hogar. El veneno que exuda esa pequeña cabrona tiene el poder de matar a 1500 personas al mismo tiempo. Desgraciadamente, sólo se localiza en algunos puntos concretos de Australia.
Estaba a punto de atar los cabos, pero no tengo claro que eso sea del todo recomendable. Y mucho menos práctico.
