Bien, pues una vez formalmente inaugurada mi exposición en la estupenda Hell Gallery, empieza la saga de acontecimientos adyacentes. El primero, este próximo sábado 1 de octubre a las 19:00. A continuación, tal cual, flyer y nota de prensa (para qué más, si ya está todo dicho...):
o cómo crear una "canción" de Industrial y/o Noise a partir de declaraciones homófobas del Obispo de Alcalá.Riot Über Alles presenta HARSHNOISEPLAYSKOOL
No se trata de un concierto. Aunque así fuera —un concierto propiamente dicho—, tampoco resultaría como tal a los efectos: si bien fórmulas como Whitehouse, Merzbow, Lustmord, SPK, Monte Cazazza, Consumer Electronics, Maurizio Bianchi y, más recientemente, Pruritent, The Rita o Ramleh (por nombrar unos pocos ejemplos paradigmáticos del género que, a su vez, abordan cada uno de los estribos de lo que popularmente se conoce como "ruido"), son —o eran, en el caso de aquellos ya extintos o inactivos— capaces de congregar a cierta parroquia en sus recitales de demoníacos loops a tropocientos decibelios al límite de lo físicamente soportable y distorsiones sonoras más o menos extremas —a veces inspiradas, otras pretenciosas, a veces meramente reaccionarias: pero siempre reconocidas como una forma concreta de "arte"—, lo que hoy se presenta no posee, ni de largo, las atribuciones necesarias para ni siquiera acercarse de lejos a todo aquello.
Riot Über Alles NO es músico. NO entiende de musicalidad ni de instrumentos ni de compases ni de notas. Sabe de otras cosas —apenas, y dependiendo del día— pero de música desde luego que NO.
Aún así, ahí estará. Creando sonidos. Porque se trata, más que de un concierto o algo que pudiera ni por casualidad asemejarse, de un experimento controlado. Público, por primera vez. Extraído directamente de su sótano "creativo" más oscuro y recóndito. Más sótano que creativo.
Tampoco hablamos de una performance, porque no hay ningún discurso emocional el cual transmitir con la acción en sí misma. Ni putas ganas, dicho sea de paso. Se trata del mismo Riot en persona, un programa informático de muy fácil manejo, una conexión a internet y un micro. El micro, del propio ordenador: todo muy pobre, por supuesto, y aún más inepto. De hecho, la ineptitud —así como sus correspondientes escarceos con el azar— tiene MUCHO que ver en todo esto. Casi a título de herramienta. O de filosofía. Quizás ambas cosas.
Aún así, por muy poco halagüeñas que pudieran resultar las presentes premisas, la acción en sí (porque, si algo es, es una acción) viene a hablar de dos cosas concretas y muy compartibles (e incluso compatibles): la venganza (o resarcimiento, si se prefiere) y la reutilización de materias de desecho (véase los desafortunadísimos comentarios respecto a la homosexualidad del inefable Obispo de Alcalá ante una tumefacta parroquia de maniquíes antiguos y un puñado de monaguillos desorientados).
Todo a través de un experimento ¿anti?sonoro en directo, basado en sus propias "experiencias" con el sonido (tema con el que lleva farfullando desde hace más de año y medio, ininterrumpidamente). Una construcción quasicolectiva que, de alguna forma, dependerá de vosotros, espectadores: desde vuestra innata capacidad para generar sonido ambiente hasta vuestras posibles participaciones directas en el experimento, si el proceso —no lo sabemos— así lo requiriera.
Es un taller de sonido extremo. De cómo crear ruido industrial sincopado (o no) a partir de las opiniones de un perturbado. Se trata de matar la palabra de una forma insólita, humorística y muy, muy violenta. Se trata de que estéis allí para comprobarlo. Se trata de decibelios y de samplers corruptos hasta el tuétano y de quécojonesesesto, tanto para bien como para mal.
Es gratis, y prometemos que nadie saldrá herido.
Y no, no es un concierto. Ya lo hemos dicho. Pero como si lo fuera: y vosotros, si queréis, seréis los siguientes.