Como no podía ser de otro modo, finalmente HA PASADO. Después de un año y medio de fulgurante carrera musical, Riot Über Alles se ha sentido acuciado por nuevas necesidades creativas: acorde con su espíritu inquieto y los particulares derivados de sus constantes ejercicios homeopáticos into da limit, el de Barcelona ha decidido dar el salto a una de las disciplinas artísticas más complejas, completas y solventes del hoy en día: EL VIDEOARTE.
Como todxs vosotrxs sabréis —aficionadxs y amantes del buen hacer creativo—, el llamado Videoarte ha sido una de las disciplinas más prolíficas y excitantes de las últimas tres décadas. Junto a la performance con maillots, el informalismo catalán y tocar los putos bongos en el parque de la Ciudadela como si no hubiera un mañana, esta bellísima disciplina ha sido una de las que más y mejores obras nos ha dejado flotando en el inagotable caudal del EJERCICIO DE CREAR BELLEZA.
Cientos, miles de piezas BUENÍSIMAS han visto la luz gracias a la ductilidad de esta práctica artística de tan marcado corte contemporáneo. Una pasmosa herencia cultural de la que bien agradecidos deberán estar todos aquellos que vendrán. Con los huevos por el suelo, amigos: así es como se quedarán gracias a las muchas y brillantísimas obras que, durante los últimos 30 años, nos han ido dejando todas aquellas mentes que se atrevieron a abrir esa puerta.
Lamer espejos con los ojitos entrecerrados durante horas, cagar para dentro en plano secuencia, ir de un sitio a otro con gallinas a modo de polainas, hablar con su niño interior dentro de un párking, grabarse mientras se duerme, salir en pelotas a bailar al patio de luces mientras tu cuñado lanza al aire octavillas de tocomocho, perseguir a niños de educación especial en blanco y negro, salir disparada de un coño de goma gigantesco y debidamente untado con aceite de colza... Muchos son los ejemplos que, gracias al Videoarte, nos han enseñado a afrontar la vida con MÁS SENSIBILIDAD. Porque, a diferencia de otras formas de creación artística, AQUÍ ES COMPLICADO —por no decir imposible— METÉRSELA DOBLADA A LA PARROQUIA.
Siendo, como es, una disciplina de alto nivel cristalino, normalmente NO suele haber lugar para LAS MÁS INFAUSTAS PATOCHADAS ni para ATÓMICAS TOMADURAS DE PELO. Así mismo suele pasar en el terreno de la performance, la poesía y el macramé con pieles. Lo que nos lleva a concluir, sin demasiado miedo a equivocarnos, que esencialmente la mayoría de piezas de Videoarte son NECESARIAS, CULTURALMENTE VALIOSAS y DIGNAS DE TODO RESPETO.
Ante tal panorama, el bueno de Riot (en flamante colaboración con el Batallón de Castigo "Gente Zafia"), ha decidido zambullirse en las miasmas de esta apuesta segura. Un lenguaje a explorar, con dos cojones. Como resultado, he aquí el primer imput de lo que sin duda viene siendo ya una de las piezas capitales del género, por lo menos en lo que respecta a lo que llevamos de siglo. De mimbre. De esos que cuando te sientas, cruje: fatal para hacerse pajas de encubierto, todo un escándalo.
La pieza que presentamos hoy lleva por título "LA CIRCUNSTANCIA TURBOGALÁN: DANZAS DEL MUNDO". Sin llegar al rigor meramente documental (evidentemente, el artista se toma sus debidas licencias creativas para reforzar el mensaje y darle más profundidad a la movida), la presente obra de videoarte nos lleva a través de un lenguaje propio y personal a través de algunas de las danzas más hermosas y perdidas de éste, nuestro país, España. Vehiculando el discurso a través de hombres variopintos, durante el metraje vamos adentrándonos —a veces poquito a poquito, a veces con un estallido de gallardía exploradorah— en los complejos retruécanos de aquello que, si bien no conocemos ni entendemos, queremos de pronto indagar y descubrir. Dos pechugas de pollo templadas, una goma elástica y tu momento de íntima soledad: la Turbogalantería nunca estuvo tan al alcance de nuestras sensibilidades.
Sin más, DISFRUTAD. Y ya nos contaréis. Nosotros NO PODEMOS DEJAR DE VERLO.
Por cierto, la calidad de imagen es la calidad de imagen es la calidad de imagen es la calidad de imagen. ¿Acaso se puede pedir más?