Así de bien luce el escenario de Parrápolis.
Me voy (nos vamos) a presentar Mussolina a dos lugares donde, por ache o por be, nunca había estado.
Primero, Cáceres.
El jueves 22 de marzo a las 20:30 en Parrápolis. Maravilloso lugar parece, sin contar un añadido que personalmente me tiene absolutamente sulivellado: los muros que albergan dicho centro de creación canalla y cabaretera respiran una solera concreta, deliciosamente revenida, proveniente del anterior negocio que a puerta cerrada dio a tales muros alegrías y penas a partes iguales.
No, no era un gulag.
Sí, correcto. Un prostíbulo. Uno llamado "El Pingüino". Dios, podía ser acaso más perfecto?
El día 25 en Sevilla, pasaremos una afable tarde de domingo en Un gato en bicicleta. De este café-librería no tengo más datos que los de la web, pero seguro que será maravilloso. Sobre todo porque tengo (tenemos) intención de vivir intensamente la hora del consabido tapeo dominguero sevillano. Hay apuestas sobre la mesa a que no me tumban a manzanillas ni diez arrieros locales escogidos entre la élite del toma-y-daca.
Estoy en forma, me lo noto. El pavellón bien alto. Que no se diga. Ni una esssssssse de más por mi calavera te lo juro.
Aristas, Mussolina & Riot on tour, fuck yeah.