Empiezo una nueva serie de despropósitos sobre papel. Esta se llama "Ecce Homo", frase en latín que se hizo mundialmente conocida hace ya mucho tiempo, cuando los medios de comunicación de la época mostraron a Joselito (ilustre niño prodigio y experimento falangista sobre la interrupción del crecimiento, demostración viviente que no hace falta castrar al individuo para que conserve su vocecita de efebo angelical: tan solo hay que mezclar adecuadamente 3 docenas de fármacos hard-side con la cantidad precisa de chinchón), saliendo de la prisión bajo fianza, hundido, subdesarrollado y con un imponente mono de perico. Desde entonces (y nunca antes) esta expresión viene a significar la miseria y el infortunio del ser al que se le aplica, mostrado a la práctica ante la masa señalante. Huelga decir que no me siento en absoluto identificado con dicha expresión, ya que ha quedado patente durante todos estos años de aciertos sin mácula alguna, que soy un hombre hecho para ganar. Piso fuerte, nada me frena, voy generalmente a tope, y solo en contadísimas ocasiones he mostrado -siempre mínimos y técnicamente imperceptibles- atisbos de debilidad, abatimiento, frustración, implosión de sentimientos como el odio, la ira, la envidia y el anteriormente mencionado mono. En otras palabras, soy el rey de la fiesta. A veces me llaman la maraca humana, de tanto sandunguerío que desprendo. Y recordad chavales, solo los perdedores consumen drogas. Así que si no queréis ser unos fockin' losers, fruta y deporte por doquier.
Hoy, como una demostración de poder que da buena cuenta de hasta dónde puedo llegar en materias de grosería y freidouría artística, cuelgo la primera obra de la mentada serie:
"Chistopher Reeve". Técnica mixta sobre papel. 32x44 cm.
Pobrecico Supermán. Eso sí, un ejemplo de optimismo para todos. Una lección de las que valen respecto a la superación personal, la reinserción laboral y lo hijos de puta que pueden ser a veces esos animalitos que tan simpáticos les caen a los guionistas de Disney Channel: los caballos.
Hoy, como una demostración de poder que da buena cuenta de hasta dónde puedo llegar en materias de grosería y freidouría artística, cuelgo la primera obra de la mentada serie:
"Chistopher Reeve". Técnica mixta sobre papel. 32x44 cm.
Pobrecico Supermán. Eso sí, un ejemplo de optimismo para todos. Una lección de las que valen respecto a la superación personal, la reinserción laboral y lo hijos de puta que pueden ser a veces esos animalitos que tan simpáticos les caen a los guionistas de Disney Channel: los caballos.