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martes, 5 de diciembre de 2017

miércoles, 8 de febrero de 2012

UN AÑO COMPLICADO




Llegó tarde a su casa, con quemaduras de segundo grado en el 85% del cuerpo. Ni rastro de ropa, bata de cuadros: una desnudez existente más allá del espectáculo de la pústula y la ampolla hirviendo -por lo que- le cayó una sonada reprimenda. Le duele a su madre ser tan drástica a veces, pero así debe mostrarse cuando la ocasión lo requiera. No por gusto, pues bien supo ella en su día qué es lo que pasa cuando, a los ocho años, tu desnudez de intuiciones preclaras -al margen de que si carbonizada o al natural- entra en el ya por sí tenso campo visual de lugareños. También de curiosos, pero sobretodo lugareños.
Su reloj de pulsera, que por cierto era falso y solo acertaba un minuto al día, es ahora parte técnicamente indivisible de su antebrazo, por lo que muy seguramente habrá que amputar justo por debajo del codo. Y no es que quede mal, pues el plástico purpurinado -apto para la confección de juguetes- se funde de una manera muy simpática por lo general. Más por higiene que por otra cosa. 

Después de la morfina autoimplementable y del descochamiento manual de costras secas -llevado a cabo tan cuidadosamente como es menester una vez el amor maternal supera con creces las arcadas tan propias del momento- la pequeña empieza con la historia. Al principio consigue, en cierto modo, apasionar a la madre. En parte porque su dicción deplorable dificulta la exploración formal del discurso (por ende, curiosidad e inquietud a partes iguales). Y también porque she is su madre, obligada como está a fingir "atención", prevención de consabidos desapegos prematuros, éstos portadores como son de ignominiosas consecuencias. Pero al cabo de escasos minutos el discurso de la niña es incapaz de acaparar ni un mínimo de la atención de su madre. La cual, muy lejos del la gente corriendo con el grito el la boca como si fuera su propia lengua y su hija allí pero que como si nada en llamas acabando los ejercicios -sea éste cierto incentivo para recompensa moderada-, la madre en cuestión empieza a notarse (dentro) unas humedades poco frecuentes para aquellas horas tan tempranas. Si bien es la primera vez que un atentado por defecto marca con su estela multicolor la inocente presencia de un colegio de primaria, un fulgor tan inesperado que destroza técnicamente sus bragas anuncia -in situ right now- un milagro que más-de-una querría para-ella-sola. 

A todo esto, el padre no cesa de tomar decisiones muy profundo bajo el mar, lamiendo la escafandra por dentro con cierto desasosiego, sintiéndose más otra persona que uno mismo. Y allí, tan lejos y tan rodeado de gente extraña, aquello viene a ser una de esas cosas que te incitarían a llamar a casa, siempre y cuando casa fuera un lugar apto para recibir llamadas. O, para ser más exactos: que al recibir llamadas éstas fueran como poco atendidas, independientemente de si hay buenos modales por medio o si por el contrario en tanto que convivencia se conoce la grima*.


*Nota del autor: en poesía a veces las palabras griman unas con otras.  






miércoles, 18 de enero de 2012

DECIR POR DECIR (MIENTRAS NO DURANTE)




1. 
Ante el no poco sentido deceso del atleta, comenta el corpus médico que nunca antes se tuvo tal acceso -así, tan en frío- a unas cervicales de semejante elasticidad. Elasticidad que acabó por no ser suficiente, porque a veces es bien cierto que el competir lo carga el diablo
Para la posteridad henos aquí bien hacinados dentro de la cámara que, aunque digital, en según qué aspectos no es ni más ni menos cómoda que cualquiera de sus precedentes analógicos. Bajo el inquisitorial encuadre cierto es que ya no tosen los niños por la explosión de los deslumbramientos de pólvora, manque la obesidad siga siendo reprobable por su inapelable condición de no transparencia. Hacinados, tosiendo contenidamente por movernos lo mínimo, respirando como bajo amenaza de ser descubiertos. Y más allá de nuestros pies, los cuatro puntos cardinales desvelan un abismo de insondable profundidad e ignotas circunstancias, del que la prensa especializada ni tiene nada que decir ni idea alguna con la que describirlo tanto para bien como para mal. Nada se sabe de lo que puede pasar si uno se precipitara -causas al margen- fuera del objetivo, desapareciendo a través de tan poco halagüeña negrura. Desapareciendo definitivamente del encuadre y quizás incluso también de la memoria de los allí presentes. 
El atleta, por su parte, no parece demasiado interesado en moverse, en toser o en los abismos. Sin embargo, parece que con su palidez -así, tan en el centro de la composición- nos está pidiendo a gritos que empuñemos sus muñecas y las alcemos en movimiento, como para hacerle decir "hola".





2. 
Dicen que si los resultados de unas Olimpiadas suponen excesiva vergüenza para un país participante -sea por la lacerante mediocridad de las marcas obtenidas o por la detención, causa penal mediante, de cualquiera de sus representantes-, dicho país debe hacer todo lo posible por eliminar a toda su población adulta cuanto antes mejor, sin excepciones. Si bien quedan exentos niños y preadolescentes, es precisamente porque aún no se sabe cuan ineptos o bien dotados pueden llegar a ser. A quien pueda interesar: esto es medible una vez entienden lo que ha pasado con sus padres y con el resto de la población adulta de su entorno y, ante tal motivación circunstancial -aunque en absoluto baladí-, obran en consecuencia según los dictados de su destino.






3. 
Un retrasado mental, si es muy profundo, a parte de una soberbia deficiencia intelectual también suele gastarse una psicomotricidad muy deteriorada, que va de lo dudoso a lo absolutamente nulo.

Un retrasado mental muy profundo repta como una lombriz huyendo de un fuego provocado y, amigos míos, bienvenidas sean las carcajadas de nuestros especialistas que ahora tan sanamente olvidan que en este país las apuestas privadas son ilegales.







domingo, 4 de septiembre de 2011





Aquí la portada lista para imprimir de "Mussolina", el libro que tengo previsto publicar de mano de la editorial Aristas Martinez.

Desde aquí un abrazo imposible a Cisco, a Sara y a Lil' Roque. Gracias, gracias, gracias.

La publicación está prevista para finales de septiembre. Y entonces, presentaciones y recitales, castigos hepáticos y la consabida incertidumbre de todo aquello que ya no depende exclusivamente de mí y los míos.

jueves, 5 de febrero de 2009